Intentan robar en heladería, violentan los candados y la alarma los "espanta"
Pese a ello los dos hombres duraron 17 minutos y 2 segundos en su afán de ingresar al establecimiento ubicado en el barrio San José de Barranquilla.
Dos hombres que intentaban robar en una heladería ubicada en el barrio San José de Barranquilla, terminaron asustados y huyendo despavoridamente por el ruido de la alarma del establecimiento comercial.
De acuerdo con las cámaras de seguridad que registraron el hecho, los dos hombres llegaron a la heladería ubicada en la carrera 19, número 46-05, a las 03:51:24 de la madrugada de este miércoles.
Uno de ellos se acercó a la estera metálica con una pata e´cabra en la mano, mientras su cómplice quedó merodeando el sitio, tipo ‘mosca’, para advertir la presencia de cualquier persona.
En ese primer procedimiento de intentar violentar uno de los tres candados dura exactamente 36 segundos, luego hace una pausa y regresa al sitio 1 minuto después. Mientras tanto, su cómplice baja del andén a la vía pública y se aproxima a su compañero y poco después se aleja.
Entre tanto, el primero continúa en su afán de violentar los candados y pasa de uno a otro, hasta que se levantam recoge un elemento del piso, le entrega la pata e´cabra al otro hombre y los dos se retiran, tras los movimientos realizados durante 1 minuto y 35 segundos.
A los 12 minutos y 44 minutos siguientes quien aparece en escena es quien hacía las veces de ‘mosca’, verifica la situación de los candados y de inmediato alcanza a levantar un poco la estera metálica.
Es en ese momento cuando se activa la alarma de la heladería, el ruido lo asustó y salió "despavorido" corriendo del sitio.
Lo curioso de este frustrado robo es que los dos hombres, de avanzada edad, permanecieron en esa faena durante 17 minutos y 2 segundos, observándose una completa soledad en el sector.
No fue uno, ni fueron dos, fueron tres los candados violentados por estos antisociales que "le invirtieron buen tiempo al robo", pero la efectividad de la alarma los obligó a salir corriendo del lugar. Al instante el dueño del local arrendado a un comerciante avisó al propietario del negocio que encontró los candados en el piso y la estera a medio abrir.